Por: Rosalío Morales Vargas
Hoy el estigma y el agobio la persiguen,
se encuentra sola,
en medio del infundio,
es víctima de aludes de sarcasmo y odio,
pero no cede.
Acompañantes de otros tiempos la abandonan,
envolviéndola en mantas de ignominia,
la aprisionan con pinzas de iracundia
y tenazas de intrigas palaciegas,
pero no cede.
La agravian por alzar la voz,
por alumbrar auroras de futuro;
enlodan su tarea emancipadora;
pululan las calumnias en su contra,
pero no cede.
Mercenarios de todos los colores,
lacayos sempiternos de lo indigno,
intrigan en cruzadas de vileza
para manchar su imagen,
pero no cede.
Andanadas vitriólicas
arrojadas por los secuaces del oprobio,
y urdidas en los sótanos oscuros,
la acosan con fiereza,
pero no cede.
Escucha compañera, no te encuentras sola,
tu senda la camina la esperanza,
la utopía que ilumina el horizonte,
la resistencia grávida de furor emancipado.
¡Estamos a tu lado camarada!