Me detuvieron por defender los cerros

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Opinión por: Luis Andrés Rivera Levarios, vocero de Salvemos Los Cerros de Chihuahua

Aproximadamente a las 6:30 de la tarde, se presentaron dos agentes de la policía municipal en bicicleta, un hombre y una mujer. Se acercaron a preguntarnos nuestras intenciones. Respondimos con claridad: haríamos pintas con gis y colocaríamos mensajes con stickers para generar conciencia sobre la defensa de los cerros, fundamentales para que tengamos agua en nuestra ciudad.

Ellos debatieron entre sí si era legal o no usar gis y stickers, y finalmente se retiraron.u

La marcha comenzó poco después. Éramos alrededor de 100 personas caminando en filas de tres, de manera ordenada. Íbamos lanzando consignas que muchas personas ya reconocen como nuestras:
“No es sequía, es saqueo”,
“Sin cerros no hay agua”,
“Salvemos los cerros.”

Al llegar frente al Palacio de Gobierno, nos encontramos con las puertas cerradas. No había nadie: ni policías, ni guardias. De pronto, varias personas comenzaron a pintar mensajes con aerosol en las paredes. Algunos de esos mensajes no coinciden con nuestra postura; otros eran denuncias directas contra la destrucción ambiental provocada por el gobierno y la iniciativa privada. Terminada la acción, nos retiramos en grupo.

Pasó alrededor de una hora. Unas siete personas permanecíamos en la zona, recogiendo los víveres donados para los combatientes de incendios forestales en la sierra. Fue entonces cuando llegaron al menos seis patrullas. No a dialogar, sino a intimidar.

Me identifiqué como representante de Salvemos los Cerros de Chihuahua y dije con claridad que no tenía problema en dar la cara. En respuesta, me detuvieron «por protocolo», me apretaron las esposas, nos amenazaron con golpearnos y con llevarnos a todos. Les recordé que no había flagrancia, que no habíamos cometido ningún delito, y que no estábamos ocultando nada. Aun así, no me informaron de qué se me acusaba.

Me llevaron primero a la Fiscalía del Estado. No me ingresaron. Luego a la Comandancia Sur del Municipio. Tampoco. Finalmente, me dejaron libre.

El mensaje del gobierno es claro: quieren que tengamos miedo. Que no protestemos. Que pidamos permiso para expresarnos. Que seamos “cuidadosos” cuando denunciamos los desmontes, la corrupción, la sequía provocada.

Pero el mensaje de este movimiento también es claro: no tenemos miedo. No nos van a callar.

Los cerros no se venden. Se cuidan, se caminan, se defienden.
Y eso —al menos para nosotros— no es delito. Es amor a la tierra.