Por: Profr. Rafael Caballero Alamillo
El viernes 11 de abril se convocó a paro laboral por parte de la dirigencia sindical, citando a los compañeros agremiados a la Sección 42 de la región norte al estacionamiento de Pensiones Civiles del Estado en un horario de 9:00 a 12:00.
Muchos compañeros aprovecharon para irse de vacaciones un día antes de lo planeado y no los culpo, de todas maneras, lo único de lo que se perdieron fue de participar en un picnic a la orilla de la Av. Paseo Triunfo de la República.
Quienes estuvimos ahí nos mirábamos unos a otros y nos cuestionábamos “¿Qué estamos haciendo aquí?” Nuestra presencia incomodó solamente a los derechohabientes que tenían alguna cita programada, a la cual le complicamos el acceso, le obstaculizamos el estacionamiento a los compañeros y nada más. Nada de tomar Pueblito Mexicano, liberar casetas, plantarnos en la UACH, en la JMAS… La brillante estrategia ganadora fue pararnos afuera de PCE de 9 a 12.
¿Qué pedíamos? Sepa la bola… Creo que más camas. Porque antes si había necesidad de hospitalización se hospitalizaba y listo, a lo que sigue. Sin embargo, ahora si hay necesidad de hospitalización primero se debe revisar que no haya otros derechohabientes hospitalizados y si los hay, pues a esperar a que los den de alta o fallezcan. Entonces en vez de quitar esa restricción de camas, la solución es tener unas cuantas más, según la dirigencia sindical.
También se pedía la destitución del delegado de pensiones junto con el director general. Unos días antes ya había salido en un medio informativo la posible salida de Marco Herrera e incluso se especulaba sobre su relevo. Ya que se venían los cambios estaría bien que pareciera un logro sindical, pues no han sido muchos en tres años de gestión. Ese blof del Secretario General para decir que él pone y él quita podría nutrirse con esto, así que no estaba de más pedir la cabeza de Herrera.
Del delegado no he sabido nada nuevo, pero del director general ya tuvimos noticias. Tal cual como se anunciaba, llegó a sustituirlo el Dr. Miranda. Dicen las malas lenguas que este cambio de diablo no mejora en nada al infierno de PCE, mientras que en la cúpula sindical se regocijan con semejante logro “derivado del plantón vacacional en Chihuahua”.
Entonces ya estaremos contentos y muy satisfechos al parecer, porque una vez que regresamos del periodo vacacional ya no hubo necesidad de paro ni de plantón en Juárez. Algunos Secretarios Generales Delegacionales se pronunciaron ante esta situación, sin embargo, se aplacó el furor con la promesa de que para el 19 de mayo debe haber alguna respuesta.
A los que pedían reanudar el paro de labores ya no les quedó de otra más que pintarse la carita de payaso, porque así los está haciendo quedar la dirigencia. Aunque ya no se sabe qué es peor, si ser incongruentes y aceptar ninguna mejora o no saber hacer un paro de labores y jugar al picnic afuera de pensiones.
Y mientras tanto, los problemas de fondo siguen desatendidos: los 1064 sin verdadero apoyo institucional, la atención médica cuestionable, las citas con especialistas (los que hay) para el próximo año, los medicamentos a punta de vales y las instituciones deudoras sin ánimos de pagar.