
En una emotiva ceremonia celebrada en el Museo Casa Juárez, la Dra. Nicté Ortiz recibió el Galardón Internacional Victoria Literaria, un reconocimiento a su labor en la promoción cultural a través de distintos medios. La presea le fue entregada por Linda América Aguilera, directora de la Academia Victoria Literaria, quien destacó la pasión de la Dra. Ortiz por la literatura y su capacidad de transmitir amor a través de sus proyectos.
La Dra. Ortiz, con su característica sonrisa, compartió con el público la historia de cómo su amor por las letras ha guiado su vida y su labor profesional. «Soy Nicté, tengo 47 años y soy adicta a la literatura. Por eso he ido por esta dosis«, inició, haciendo alusión a su podcast La Dosis, un proyecto que nació en un momento de adversidad, cuando perdió temporalmente la vista. Fue su padre quien le sugirió grabar los poemas que conocía de memoria, convirtiendo lo que parecía una dificultad en el germen de una plataforma cultural que hoy abarca radio, televisión y promoción de la lectura con El librero del Hada de los cuentos.
Con gran emotividad, expresó su gratitud hacia quienes han sido pilares en su vida: su padre, por inspirarla a iniciar este camino; sus hermanos, por enseñarle que no todos los hombres son iguales y cada uno ocupa un lugar especial en su corazón; su hijo, con quien comparte sus sueños y lecturas; y el padre de su hijo, quien ayudó a llevar su voz a otros oídos a través de las plataformas digitales.
La Dra. Ortiz también destacó la presencia de mujeres maravillosas en su vida, su madre y amigas, a quienes describe como «hadas» que han contribuido con su magia y luz a su historia. Recordó con ternura su infancia, cuando creía en pequeños actos mágicos, como hacer llover con un vestido azul, y cómo ahora sigue creando magia a través de los cuentos que narra a niños y niñas.
Haciendo una reflexión sobre su trayectoria, mencionó los retos que ha enfrentado y cómo estos la han llevado a reencontrarse con lo que realmente ama: «Esto empezó como una dosis para apoyar a otros, pero terminó salvándome a mí«, confesó, refiriéndose al impacto transformador de su trabajo.
En sus palabras finales, la Dra. Ortiz resaltó la importancia de la gratitud y el asombro ante la vida: «Que nunca nos falte esa DOSIS diaria de lo que nos hace apreciar nuestra vida, la capacidad de maravillarnos, de aprender y de seguir compartiendo nuestra luz con el mundo«.
Sin duda, su historia es un testimonio de resiliencia, pasión y entrega a la literatura, un reflejo de cómo la palabra puede sanar y transformar vidas.