Viendo con otros ojos: El Día Mundial del Glaucoma

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Por: Dra. Nicté Ortiz

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El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en el mundo. Se trata de una condición silenciosa que daña el nervio óptico y, si no se detecta a tiempo, puede llevar a la pérdida irreversible de la visión.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 80 millones de personas en el mundo viven con esta condición. En México, más de 1.5 millones de personas la padecen, y en Chihuahua, la incidencia es alarmante debido a factores genéticos y la falta de revisiones oftalmológicas regulares. Las mujeres, en particular, tienen un riesgo mayor, ya que factores hormonales y de longevidad influyen en el desarrollo de la condición. La conciencia y la detección temprana son clave para prevenir sus efectos más devastadores.

Para quienes viven con baja visión o han perdido la vista debido al glaucoma, el día a día implica desafíos significativos. Más allá de la dificultad para ver, es importante visibilizar esta condición y fomentar el entendimiento de quienes compartimos el mundo para adaptarnos. Es fundamental contar con espacios accesibles, libres de obstáculos y con una iluminación adecuada. Además, el apoyo emocional es clave, pues la pérdida de la visión puede generar ansiedad y depresión.

La comprensión y paciencia de la sociedad pueden marcar una gran diferencia en su bienestar.

Si tienes glaucoma, hay muchas formas de mejorar tu calidad de vida y ralentizar su progresión. Aquí hay cinco consejos esenciales:

Control de la presión ocular: Sigue el tratamiento médico indicado y asiste a tus revisiones oftalmológicas con regularidad.

Aprecia lo que tienes: Valorar cada momento y desarrollar una actitud de gratitud puede ayudarte a afrontar la condición con mayor fortaleza y bienestar.

Ejercicio moderado: Actividades como caminar o hacer yoga ayudan a mejorar la circulación y reducir la presión intraocular.

Evita el estrés: Técnicas como la meditación y la respiración consciente pueden ayudarte a reducir la tensión ocular.

Mantén una mentalidad positiva y abierta al aprendizaje: Adaptarse a los cambios y buscar oportunidades de crecimiento personal te ayudará a afrontar la condición con resiliencia y optimismo.

Cuando descubrí que esta condición estaba en mis ojos por una cuestión de herencia y que no tenía cura, entendí que mi forma de ver el mundo cambiaría para siempre. Pero en lugar de enfocarme en lo que estaba perdiendo, aprendí a ver con otros ojos. Descubrí la importancia de valorar cada imagen, cada color y cada luz del día. Esta condición me enseñó a no dar por sentado lo que tengo y a desarrollar una visión más profunda, una visión que va más allá de lo físico y me lleva a apreciar lo que realmente importa.

Todos, en algún momento de nuestra vida, nos encontramos con obstáculos que parecen inquebrantables. Pero si aprendemos a enfrentarlos con valentía y a transformarlos en oportunidades de crecimiento, estaremos «viendo con otros ojos». No importa cuán grande sea la adversidad, siempre hay una manera de adaptarse, aprender y seguir adelante con esperanza. O ¿Cuál es tu #puntodevista?