



Hoy se cumplen 15 años del asesinato del licenciado Ernesto Rábago Martínez, defensor de derechos humanos.
Nos reunimos en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús para caminar hacia la Fiscalía General del Estado, y concluir aquí frente a la Cruz de Clavos con un doble propósito:
Primero, conmemorar la vida de Ernesto, quien dedicó su labor a la causa de la Justicia.
Segundo, exigir, una vez más, una investigación seria, exhaustiva, oficiosa, imparcial y responsable que lleve a la detención y castigo de las personas responsables de su asesinato.
Estamos cansados de ver administraciones gubernamentales que entran y salen sin avances significativos en la investigación del caso. Hoy estamos aquí para recordarle a las autoridades de los distintos niveles de gobierno que no olvidamos, que seguimos de pie, juntos y juntas, firmes en contra de la impunidad.
A lo largo de estos 15 años, la comunidad rarámuri de Bakéachi ha demostrado ser un referente de lucha y resistencia, logrando la recuperación de más de 21 mil hectáreas de su territorio ancestral. Sin embargo, esta lucha está lejos de terminar, pues las agresiones, amenazas y atentados contra los principales líderes de la comunidad y su representante legal, Estela Ángeles Mondragón, continúan impunes.
Les recordamos que las comunidades rarámuri de Bakéachi, Chinéachi, Bakuseachi y Huehuechérare sabemos ser persistentes y tenaces en la búsqueda de la Justicia. No descansaremos hasta alcanzarla.
¡Justicia para Ernesto!
Warú matétere’ ba