lunes, enero 13, 2025
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Horadando y removiendo

Por: Rosalío Morales Vargas

Para las y los que luchan por otro mundo posible.

El viejo topo de la historia
infatigable seguirá cavando
las galerías subterráneas
del edificio del baldón y el despotismo.
Aún le quedan bríos y paciencia
para permanecer en la brega sin desmayo.

Sus dedos y su alma muestran cicatrices
de batallas antiguas libradas con denuedo,
le quedan huellas de emoción en la memoria,
por los torrentes de vigor y de firmeza
desplegados en épocas sombrías.

Alienta su esperanza la exigencia en tono fuerte,
de voces inconformes e insumisas,
que jamás sucumbieron al azote
del atropello pertinaz de la arrogancia
que pretende opacar con sus desplantes
el lumínico efluvio de la luz.

Carcome y roe en el silencio las vísceras del monstruo,
ilumina con su farol los túneles aciagos,
arenga al polvo amotinado,
acicala y moldea las resistencias,
para limpiar de escombros el mañana.

¡ Sigue escarbando entre penumbras
sin descanso, tan sólo con tus manos
lastimadas de tanto horadar y remover la tierra!
¡ Con tesón mina las entrañas
de un régimen caduco y putrefacto!

Ligero vas hurgando pasadizos,
esparciste en lo más profundo la semilla,
para que espigas temerarias
sonrían en el viento emancipado.

Nuevas generaciones continuarán con tu labor
abnegada y en ocasiones solitaria,
y exclamarán con cantos de victoria,
¡ Bien has hozado viejo topo!

Por: Rosalío Morales Vargas

Para las y los que luchan por otro mundo posible.

El viejo topo de la historia
infatigable seguirá cavando
las galerías subterráneas
del edificio del baldón y el despotismo.
Aún le quedan bríos y paciencia
para permanecer en la brega sin desmayo.

Sus dedos y su alma muestran cicatrices
de batallas antiguas libradas con denuedo,
le quedan huellas de emoción en la memoria,
por los torrentes de vigor y de firmeza
desplegados en épocas sombrías.

Alienta su esperanza la exigencia en tono fuerte,
de voces inconformes e insumisas,
que jamás sucumbieron al azote
del atropello pertinaz de la arrogancia
que pretende opacar con sus desplantes
el lumínico efluvio de la luz.

Carcome y roe en el silencio las vísceras del monstruo,
ilumina con su farol los túneles aciagos,
arenga al polvo amotinado,
acicala y moldea las resistencias,
para limpiar de escombros el mañana.

¡ Sigue escarbando entre penumbras
sin descanso, tan sólo con tus manos
lastimadas de tanto horadar y remover la tierra!
¡ Con tesón mina las entrañas
de un régimen caduco y putrefacto!

Ligero vas hurgando pasadizos,
esparciste en lo más profundo la semilla,
para que espigas temerarias
sonrían en el viento emancipado.

Nuevas generaciones continuarán con tu labor
abnegada y en ocasiones solitaria,
y exclamarán con cantos de victoria,
¡ Bien has hozado viejo topo!

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