El alcalde Marco Bonilla Mendoza calificó como “traición” el proceso con el que se aprobó la nueva Ley General de Aguas, al afirmar que se avaló sin respetar compromisos previos con organizaciones campesinas y productivas. Señaló que la votación ocurrió de manera sorpresiva y sin apertura al diálogo, lo que generó mayor inconformidad entre los sectores afectados.
De acuerdo con el edil, la reforma no solo repercute en productores de gran escala, sino que coloca en una situación delicada a miles de familias que dependen de actividades agrícolas en regiones donde el acceso al agua ya es limitado. Consideró que el cambio normativo complica el panorama inmediato para zonas rurales cuya producción depende del riego mediante pozos.
Bonilla apuntó que la incertidumbre también alcanza a proyectos de inversión en distintos estados del norte del país, pues la falta de claridad en los criterios de uso del agua podría frenar iniciativas agrícolas e industriales. En este contexto, reiteró que el recurso hídrico es determinante para la operación y llegada de nuevas empresas.
El alcalde reconoció la postura de organizaciones y productores que han mantenido movilizaciones en defensa del agua, al destacar la importancia del sector para la estabilidad económica y social de las comunidades rurales. Añadió que el país enfrenta un momento decisivo ante una reforma que, a su juicio, fue aprobada sin consenso y que podría intensificar disputas regionales por el acceso al recurso.



