Chihuahua.- Hoy se conmemora una fecha dolorosa para México, los terremotos del 19 de septiembre, uno acontecido en 1985 y otro en 2017, los cuales han dejado no solo destrucción, sino una gran cantidad de pérdidas humanas y dolor, pero también han dejado grabada la imagen de un México unido ante las desgracias.
El 19 de septiembre, a las 7:19 de la mañana la tierra comenzó a moverse en la Ciudad de México, debido a un sismo de 8.1 grados en la escala de Richter, durando más de dos minutos, ocasionando el colapso de edificios; dejando a familias enteras atrapadas; al día siguiente, otro sismo de 7.6 grados volvió a sacudir la ciudad, causando más estragos.
El resultado: más de 30 mil heridos, 150 mil personas damnificadas y miles de personas sin hogar; de manera oficial se habla de 6 mil muertos, pero la cifra no oficial habla de hasta 40 mil.
En 2017 la historia se repite: por la mañana se escuchó una alerta, parte del simulacro de sismo; a las 13:14 horas un sismo de 7.1 grados azotó la Ciudad de México, las alarmas preventivas sonaron de nuevo: muchos pensaron que era un simulacro, hasta que sintieron el violento movimiento de la tierra; edificios derrumbados, muchas personas atrapadas.
Fueron 228 fallecidos en la CDMX, en Morelos 74, Puebla 45, Estado de México 15, Guerrero 6 y en Oaxaca 1.
En ambos sucesos, elementos de las diversas corporaciones policiales y de rescate acudieron a apoyar, pero también los ciudadanos comunes, mexicanos unieron sus manos y corazones para poder apoyar ante la desgracia; durante el sismo del 2017 hubo una señal que se convirtió en esperanza: el puño arriba.