Opinión por: Benjamín Carrera
Para este 2026 la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha presentado un proyecto de presupuesto de egresos bajo el sello distintivo de la administración: enfoque humanista orientado al bienestar social.
Con un estimado de cerca de diez billones de pesos, se prioriza la disciplina discal, la reducción de déficit sin comprometer la prosperidad compartida, ampliando beneficios para más del 80% de las familias mexicanas.
Ahora bien, como el bienestar debe extenderse a todas las personas, es de destacar que, este proyecto de presupuesto contempla un gasto social de cerca de casi un billón de pesos, equivalente al 3% del producto interno bruto del país; es decir, este proyecto de presupuesto preserva la cobertura universal de los programas de bienestar que se destina a rubros clave como salud, educación e infraestructura sin descuidar la estabilidad económica.
Por otra parte, con un incremento significativo de más del 12% respecto al año anterior, el presupuesto a la Secretaría de Bienestar garantiza para las y los mexicanos la inclusión, educación, dignidad, reducción de la pobreza y la mejora de la calidad de vida en los sectores históricamente más vulnerables y vulnerados.
Beneficios significativos como la pensión para adultos mayores y personas con discapacidad, becas para jóvenes y estudiantes, apoyos a madres trabajadoras y otros grupos vulnerables se mantienen, reconociendo que su implementación desarrolla habilidades en la población impulsando la movilidad social y el crecimiento económico reduciendo las desigualdades.
Estos programas de transferencia directa no solo traen beneficios en lo individual e incluso en lo familiar, sino que estimulan la economía local aumentando el consumo en comunidades tradicionalmente marginadas, multiplicando los beneficios en las regiones.
Respecto a la salud, se recibe un impulso notable con un incremento real de casi 10% expandiendo el modelo de IMSS-Bienestar y el programa de “Salud Cas por Casa” asegurando el acceso universal a los servicios médicos, lo que, no solo garantiza el derecho a la salud reconocido por la Constitución sino que reduce las brechas en la atención primaria a la vez que previene enfermedades ahorrando costos a largo plazo; se destinarán cerca de 30 mil millones de pesos a 14 diferentes institutos nacionales de salud y hospitales para elevar la calidad de la atención especializada.
En el rubro de educación, el proyecto de presupuesto prioriza la inversión en infraestructura escolar aunado al otorgamiento de becas, para beneficio de millones de estudiantes, lo que sin duda es una inversión que fortalece el capital humano a la vez que prepara una fuerza laboral más capacitada para enfrentar desafíos futuros promoviendo la innovación.
Ahora bien, en cuanto a inversión en infraestructura, encontramos la asignación de $536,806 millones de pesos a proyectos prioritarios, además del aumento de más del 80% al presupuesto de la Secretaría de Energía, incluyendo en este punto, obras estratégicas que aumentan el empleo, mejoran la conectividad y sin duda, impulsan el crecimiento económico sostenible.
Por si no fuera ya benéfico, este paquete fiscal mantiene la disciplina financiera SIN la creación de nuevos impuestos, enfocándose en la atención de todas y todos sin comprometer la deuda pública, priorizando la igualdad y el bienestar.
Podemos decir entonces que, si ya de por sí vamos bien, vamos a ir mucho mejor, siendo el proyecto de presupuesto un instrumento más de la transformación que consolida el avance hacia el bienestar humano, garantizando derechos sociales y promoviendo la inclusión para hacer de México un país fuerte, equitativo y próspero.