Trasladan monumento del jefe Victorio a la Plaza Tierra de Encuentro

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H. Ciudad de Chihuahua, Chih.- En un acto simbólico de reconciliación histórica y reconocimiento a los pueblos originarios, el Gobierno Municipal trasladó la estatua del jefe apache Victorio a la Plaza Tierra de Encuentro, en el corazón del Centro Histórico de la ciudad, donde el alcalde Marco Bonilla remarcó que este acto es un homenaje a la nación apache y a la resistencia indígena que forjó parte esencial de la identidad chihuahuense.

“Rendimos homenaje a una figura que no es de bronce, sino de memoria viva: el gran jefe Victorio, guerrero formidable, símbolo de resistencia y dignidad, nacido y forjado en estas tierras”, expresó en su intervención el Edil capitalino.

Bonilla enfatizó que Victorio no representa solo a una persona, sino a todo un pueblo, al ser uno de los líderes más valientes de su tiempo, capaz de unir tribus y enfrentar con coraje a los ejércitos de dos naciones en defensa de su pueblo. La decisión de reubicar la estatua en la Plaza Tierra de Encuentro no fue casual, sino refleja el compromiso de Chihuahua con la memoria compartida, el respeto y la justicia histórica.

Cristian Medellín, director de Mantenimiento Urbano, detalló que la obra incluyó no solo la restauración del monumento, sino mejoras sustanciales en la infraestructura del entorno: modernización con tecnología LED, instalación de cuatro nuevos postes de iluminación y accesibilidad mejorada.

Por su parte, Humberto Hernández Marcial, representante legal de la Asociación Civil Apache, expresó una profunda emoción al ver al jefe apache “chijén”, como lo llaman en lengua apache, regresar al centro de la ciudad. “Victorio ha vuelto a ocupar su lugar en el centro histórico de la ciudad, un lugar donde los monumentos mantienen viva la memoria histórica tanto de nuestra población como de quienes nos visitan”, dijo.

Destacó que Victorio, conocido también como Bidu’ya o Beduiat, nació y murió en territorio chihuahuense, específicamente en la batalla de Tres Castillos, donde cayó en combate defendiendo la libertad de su pueblo. “Para los apaches, morir en batalla era el máximo honor que un guerrero podía alcanzar”, recordó Hernández Marcial.