Por: Rosalío Morales Vargas
Vitriólicos jinetes del nuevo apocalipsis
Cabalgan desbocados por tierras palestinas
La parca con misiles extiende su velamen
La peste y sus efluvios esparcen inmundicia
La guerra sin piedad solivianta los excesos
El hambre detestable a los niños aniquila.
Al borde de la muerte la infancia vulnerable
Sin brillo sus ojitos, aflictos piden agua
Resuellos agitados, inmóviles sus brazos
Sin sonrisa los labios, las pieles agrietadas
Languidecen sin pan, sin un bocado
Un fúnebre murmullo en la franja devastada.
¿En qué oculto paraje ha quedado la conciencia
De esta humanidad y la idea del progreso
Si la comodidad envilece los sentidos
Y un nicho de confort no conmueve el sentimiento?
Y mientras la niñez por inanición sucumbe
Los poderes del mundo ambicionan más dinero.
Cuestionarán las generaciones del futuro
¿Por qué no protestaron frenando la barbarie?
¿Por qué no contuvieron a fieras asesinas?
¿Cómo es que no se irguieron en vez de arrodillarse?
Preguntas que han de ser respondidas por el tiempo
Será hasta que la historia inquiera y nos alcance.