MAGIA igual a dormir soñando

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Por: Dra. Nicté Ortiz Villanueva

#palabrademujer #puntodevista

Tuve la suerte de pasar una noche tranquila en Casas Grandes, Chihuahua, en el hotel boutique La Casa del Nopal. Una lluvia fresca había caído por la tarde y el croar de las ranas resonaba como un canto de bienvenida al descanso. Todo era armonía: el olor a tierra mojada, el viento suave, el murmullo del silencio. Me senté bajo la higuera del patio, con un libro en las manos, y mientras leía, probé uno de sus dulces frutos y saboreé una copa de vino Samara, hecho con orgullo en la región. En ese momento, comprendí que hay lugares donde el cuerpo se relaja, el alma se aquieta y la mente encuentra refugio. Dormí profundamente, como si hubiera sido arrullada por el hechizo de un cuento de hadas. Sin duda, Casas Grandes tiene magia.

Para ser reconocido como Pueblo Mágico, un lugar debe poseer atributos simbólicos, historia, leyendas, cultura viva, belleza natural y una comunidad que conserve su identidad. Casas Grandes no solo cumple con estos requisitos: los desborda. A solo unos pasos de su iglesia principal, uno puede recorrer el Callejón del Amor, pintado con colores, colibríes y memorias que susurran al oído. Y si caminas en sentido contrario, te toparás con Paquimé, esa ciudad ancestral que esconde secretos milenarios, casas de serpientes, guacamayas que vigilan el tiempo y el eco de una historia revolucionaria. Todo esto bajo un cielo limpio, tan inmenso, que parece no tener fin.

Dormir bien no es solo un placer, es una necesidad vital. Cuando descansamos profundamente, el cuerpo se repara, el sistema inmune se fortalece, la memoria se consolida, las emociones se estabilizan y la creatividad florece. Estudios en neurociencia han demostrado que el sueño profundo mejora la capacidad de aprendizaje, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, equilibra las hormonas del estrés, y hasta ayuda a tomar mejores decisiones. Dormir bien es un acto de amor propio y una puerta abierta al bienestar integral. Quizá por eso, un viajecito a un pueblo mágico sea alimento para el alma.

Recorrer los Pueblos Mágicos de México es uno de mis grandes sueños. Actualmente, hay 177 en todo el país y cada uno guarda un pedacito del alma mexicana. He tenido la fortuna de conocer algunos en el camino, y en Chihuahua, Casas Grandes me ofreció algo más que hospitalidad: me regaló un descanso reparador. Dormir bien es un acto profundo de bienestar; es permitirle al cuerpo y al corazón restaurarse. Por eso quiero recomendar la habitación donde me hospedé: sobria, acogedora, silenciosa, cálida y profundamente relajante. Parte de una antigua colonia de casas de adobe, ahora transformada por sus dueños en un refugio que honra el pasado mientras te abraza en el presente.

El bienestar individual se nota, se contagia. En Casas Grandes, la gente te sonríe con sinceridad, como quien entiende que dar la bienvenida es también una forma de cuidarse. Desde el presidente municipal, que me abrazó con calidez en un evento formal al que fui invitada, hasta Samara, quien me ofreció una refrescante agua de tamarindo al llegar al hotel. O Mía, que caminó conmigo por la ciudad contándome sobre las callejoneadas, esas fiestas populares que en Día de Muertos y Navidad se llenan de música, velas y alegría. O la joven que vende paletas de sotol frente al quiosco, en esa heladería de paredes azules donde el tiempo parece detenerse.

Porque sí, dormir también es soñar. Y cuando el cuerpo descansa y el alma se siente segura, la magia sucede. Esa magia que nos permite imaginar un futuro mejor, construirlo paso a paso y, con el corazón en calma, hacerlo realidad. Yo encontré un pedazo de ese sueño en Casas Grandes, y hoy quiero invitarte a buscar el tuyo. Quizá está en el rincón de un pueblo mágico que aún no conoces. Quizá comienza simplemente con una buena noche de sueño.

Los sueños se hacen realidad despiertos… vive la MAGIA o ¿cuál es tu #puntodevista?