Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
Ante los primeros resultados en la renovación de los Comités Delegacionales de la Sección 42 del SNTE, ya se viven los juegos del hambre.
Por un lado están y estarán los del hambre de poder, de beneficios personales, de ocupar los espacios para su insaciable apetito de figurar y que les eleve su ego y su execerbada megalomanía solo por el hecho de «ser», aunque sus antecedentes no sean su mejor carta de presentación.
Los hambreados de un cubículo que les de un imaginario status superior aunque por sus mentes jamás haya pasado ni la más remota idea de ayudar a sus representados, solo servirse y aprovecharse.
Los hambreados de un reconocimiento que no se han ganado dada sus conductas apartadas de una verdadera conciencia sindical.
Por otro lado, existen y existirán quienes tienen hambre de participar para aportar a la justicia, a la equidad y a la igualdad. Aquellos soñadores a quienes de manera intrínseca les ha germinado la semilla del servicio y la atención genuina a los representados.
Los idealistas que aspiran fortalecer lo logrado y alcanzar lo deseado pensando siempre en el beneficio colectivo. Los del hambre y sed de gestionar prestaciones favorables para la base trabajadora.
La democrática participación en los ejercicios electivos nos permitirá justo eso, identificar y dilucidar quién es quién en estos Juegos del Hambre.
Aunque algunos, ya su historial y propio nombre, los enaltezca o de antemano, los condena por el Hambre que tienen.