Por: Maclovio Murillo
El próximo domingo 01 de Junio de 2025, será celebrada la jornada electoral, en la cual, se elegirán a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Magistrados de Circuito, Jueces Federales, Magistrados de las Entidades Federativas y Jueces del Fuero Común en toda la República Mexicana, además de los titulares de los tribunales de disciplina.
La elección a través del voto popular, ha sido vendida como el antídoto para terminar con la corrupción judicial, pero la sociedad no tiene aun claro, si efectivamente esa medida es apta para ese fin, debido a que la corrupción existe y ha existido en los poderes ejecutivo y legislativo, no obstante que hace ya más de cien años que a los titulares de estos se les nombra a través del sufragio universal o voto.
El proceso de elección popular, eso sí, resulta inédito porque por primera vez en la historia de México, será celebrada una elección para designar la totalidad de los Juzgadores del País, pues anteriormente su forma de designación, era escalonada, como se iban presentando las vacantes y a través de procesos de naturaleza diversa al del sufragio universal y directo.
El gobierno de MORENA que impulsó, forzó y amarró la reforma judicial, quedará sujeto prueba, y al escrutinio público, pues habrá de evidenciarse -con el porcentaje de votación del padrón electoral que se obtenga en la jornada electoral-, si su reforma realmente la pidió o no el pueblo y si objetivamente el pueblo la considera el único medio adecuado en este momento histórico, para designar los juzgadores.
De obtenerse una votación muy baja – inferior a diez puntos porcentuales como se presagia-, el régimen quedará expuesto y será evidenciado que la reforma judicial no fue más que un capricho con tufo de venganza política contra uno de los poderes constituidos que no fue obsequioso ni sumiso al expresidente AMLO, quien durante todo su sexenio un día sí y el otro también, emprendió una campaña de odio contra los juzgadores en general, derivado de su resentimiento acumulado por haber sido desaforado cuando era Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal con base a una denuncia de incumplimiento de una sentencia de amparo interpuesta por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y debido a que los Jueces no le dispensaron la obediencia que siempre reclamó.
¡ Así, es cuanto !