La fuerza de magisterio

0

Por: Profr. Pável Raúl Vázquez Sosa

Es innegable que la reforma a la Ley del ISSSTE de 2007 ha causado un daño profundo al magisterio. La imposición del sistema de Afores no es más que un negocio que beneficia a la iniciativa privada, lucrando con el ahorro de los trabajadores a manos de corporaciones financieras que invierten ese dinero en mercados especulativos. Este modelo mercantiliza el derecho de los maestros a una pensión digna , subordinando la seguridad social de millones de trabajadores de la educación a los intereses de un puñado de empresarios que lucran con el esfuerzo acumulado durante décadas de servicio. Así funciona el capital: todo lo convierte en mercancía, incluso la dignidad y la vejez de los trabajadores.

El despojo no comenzó en 2007. La clase trabajadora mexicana ya había sido golpeada en 1997, cuando se reformó el sistema de pensiones del IMSS. El problema que hoy enfrentan los maestros con su jubilación es el reflejo del despojo sistemático que afecta a la clase trabajadora en México y América Latina, donde los sistemas de seguridad social han sido desmantelados para favorecer la acumulación de capital por parte del sector financiero.

Por esta razón, la legitimidad de la lucha del magisterio es incuestionable.

Lo que hace 18 años se advertía como una amenaza, hoy es una dolorosa realidad: miles de docentes, con sus ahorros atrapados en cuentas individuales, descubren que al momento de jubilarse el saldo acumulado no es suficiente para garantizar una vejez digna. Abandonados en la selva financiera de las Afores, donde los rendimientos son bajos, las comisiones elevadas y las ganancias se concentran en manos de los grandes capitales, mientras los trabajadores enfrentan la precarización de su retiro.

En este contexto, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha marcado el camino correcto: la unidad y la organización de la clase trabajadora son las herramientas para acumular la fuerza necesaria y convertirse en un interlocutor directo frente al Estado mexicano. Solo una fuerza organizada y consciente puede confrontar los intereses del capital financiero y obligar al Estado a cumplir su función histórica: proteger el interés colectivo por encima del beneficio privado.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), capturado por una élite burocrática con aspiraciones político-partidistas, ha abandonado su papel como defensor de los derechos laborales de los maestros. Al interior del gremio magisterial es impostergable recuperar cada una de las secciones sindicales del SNTE y ponerlas al servicio de los trabajadores de la educación.

Por otro lado, al exterior del gremio, para conquistar una jubilación digna, los trabajadores de México, requerirán la democratización de sus sindicatos para la construcción de un frente amplio de lucha que trascienda barreras ideológicas y gremiales. Ambas cuestiones (interiores y exteriores) son irremediablemente necesarias para el triunfo de la clase trabajadora.