Reconoce Embajada de Canadá a Isela González, directora de Alianza Sierra Madre; Exige fin de "guerra" que comunidades indígenas no eligieron y justicia para líderes asesinados

Chihuahua, Chih.- La chihuahuense Isela González Díaz, directora ejecutiva de la asociación civil Alianza Sierra Madre, fue distinguida ayer martes por la embajada de Canadá con uno de los premios "Rostos por la Igualdad" que otorga a líderes de derechos humanos y que en esta edición tuvo la ocasión de compartir con la Red de Defensoras de Derechos Humanos de México y Érika Zamora Pardo, responsable de Derechos Humanos de la Red Solidaria Década Contra la Impunidad. La chihuahuense aprovechó la premiación para visibilizar la realidad que se vive en la región de Guadalupe y Calvo con el despojo de territorio y desplazamiento forzado de familias por la ocupación fáctica del crimen organizado, al tiempo que exigió justicia por los diferentes líderes indígenas asesinados por defender los recursos naturales de sus comunidades. Una lucha que enfatizó, ni estos ni sus comunidades eligieron, que se ha convertido en una lucha de todos.

El embajador de Canadá en México fue el encargado de dirigir una sencilla ceremonia de premiación en la que destacó que este 2019 se cumplía septuagésimo sexto año de colaboración bilateral entre Canadá y México, haciendo hincapié en el compromiso internacional de su país "por apoyar a los defensores que luchan y a veces sacrifican todo, incluso su vida, para garantizar los derechos humanos de sus comunidades". Agregó que este compromiso pasaba no solamente por visibilizar a las defensoras, "sino también reconocer a algunas de ellas que consideramos han hecho una labor excepcional".
 
La chihuahuense Isela González Díaz fue la primera en recibir el galardón por su ardua y comprometida labor al frente de Alianza Sierra Madre, asociación civil orientada a brindar asesoría jurídica a comunidades indígenas para la defensa de su territorio y que tengan acceso preferente a los bienes naturales, acompañar a víctimas de desplazamiento forzado y autoridades indígenas en su lucha para conservar el territorio.

En su intervención al micrófono, Isela empezó dando las gracias al Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá y a las organizaciones que la propusieron, precisando que este reconocimiento era fruto del "trabajo que se hace de manera colectiva con los integrantes de las comunidades ódame, tepehuanes y rarámuri o tarahumara del Municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua, por supuesto también con mis compañeras y compañeros de Alianza Sierra Madre".

Tras los agradecimientos, aprovechó el marco para lanzar un mensaje con su habitual tono crítico y reivindicativo para denunciar las carencias aún existentes y toda la lucha que aún queda por hacer. 

"Me gustaría que esta tarde en mi rostro visibilizaran los rostros que con dignidad y valentía resisten al despojo de sus territorios y bienes naturales", empezó señalando, para darles voz asegurando que "como ellas y ellos lo dicen, si dejamos que nos quiten el bosque, el agua, las plantas y todo lo que existe en el territorio, entonces las plantas medicinales, las plantas con las que nos alimentamos, se acabarían y desaparecerían también los lugares sagrados en los que nos reunimos a honrar a nuestros ancestros y ancestras".

Denunció ante la comunidad internacional que "la defensa de los derechos humanos y colectivos de estas comunidades se encuentra en territorios ocupados de manera fáctica por los brazos armados de la delincuencia organizada, que a su vez sirven a los intereses de los cacicazgos históricos que han intentado despojar a las comunidades de sus bienes naturales, especialmente el monte de pino encino".

Pero no se quedó ahí sino que fue mucho más allá y lamentó "que la defensa se realiza en medio de una guerra que las comunidades no pidieron, que no es suya, pero tampoco es nuestra".

No se olvidó de quienes siendo originarios de estos pueblos ancestrales dieron literalmente su vida y la perdieron en la defensa de los territorios de sus comunidades y puso sobre la mesa y en el foco el dominio quee los grupos del crimen organizado tienen de amplios sectores de la región, obligando a familias mediante la violencia a abandonar sus hogares y asolando el bosque con la lacra de la tala ilegal que continúa sin ser erradicada. 
 
"El impacto de esta realidad ha sido muy dolorosa, asesinatos de defensores como los de Juan Ontiveros que aún está impune, el de Isidro Baldenegro, que solamente juzgaron a su asesino material, y el de Julián Carrillo, que está en proceso sus asesinos materiales y estamos exigiendo que se extiendan las investigaciones hasta los que los mandaron matar, hasta sus autores intelectuales", aseveró. 

La activista manifestó que igualmente dolorosos fueron los asesinatos de otros más de 15 compañeros de las comunidad, el desplazamiento de decenas de familias que viven en condiciones muy difíciles en la ciudad, amenazas de muerte a integrantes de Alianza Sierra Madre incluida ella misma. 

También tuvo palabras para quienes los acompañaron en este complicado y duro caminar. "Deseo decir que, afortunadamente, en este difícil caminar que nos ha generado mucho aprendizaje con las comunidades en la defensa de su derechos humanos y nuestros derechos humanos para defender derechos por supuesto hemos encontrado aliados y aliadas de organizaciones y organismos internacionales como el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, que nos acompaña en la representación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el que logramos medidas provisionales colectivas para la comunidad de Choréachi, únicas en este país, medidas que, por cierto, el Estado ha incumplido", destacó. 

Tampoco dejó pasar la oportunidad para agradecer públicamente el acompañamiento brindado por  Amnistía Internacional y Brigadas Internacionales de Paz, visibilizando la realidad y dotándolos de herramientas, y la solidaridad de las Red de Defensoras de Derechos Humanos de México, de la cual es integrante y que fue otra de las reconocidas ayer por la Embajada de Canadá. 

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