En su mensaje de investidura como nuevo presidente de la República de los Estados Unidos Mexicanos para el periodo 2018- 2024, Andrés Manuel López Obrador señaló, entre otras muchas cosas, que si le pedían resumir en una frase el plan del nuevo gobierno, ésta era "acabar con la corrupción y la impunidad", para agregar a continuación "pero al contrario de lo que pudiera suponerse esta nueva etapa la vamos a iniciar sin perseguir a nadie, porque no apostamos al circo ni a la simulación, queremos regenerar de verdad la vida pública de México".
En lo que sin lugar a dudas no sentó nada bien a quienes claman justicia contra el gobierno de Enrique Peña Nieto y ex gobernadores acusados de presuntos actos de corrupción multimillonarios, entre ellos el ex gobernador chihuahuense César Duarte Jáquez, López Obrador confesó que "siendo honestos como lo somos si abrimos expedientes dejariamos de liitarnos a buscar chivos expiatorios como se ha hecho siempre y tendríamos que empezar desde el mero arriba, tanto del sector público como privado".
Aseveró que "no habría cárceles suficientes" y se le apostaría a la fragmentación del país y los llevaría a "consumir energía, tiempo y recursos que necesitamos para emprender la regeneración total y radical que requiere el país y la pacificación".
No obstante, AMLO reconoció que ante la corrupción se encontraban "ante un asunto político de estado y como tal debemos enfrentarlo", reconociendo públicamente que "no es mi fuerte la venganza y si bien no olvido, sí soy partidario del perdón y la indulgencia".
"Se pueden castigar los errores del pasado pero lo fundamental es evitar los delitos del porvernir", agregó, enfatizando que consideraba que como pueblo era mejor poner "un punto final a esta horrible historia y mejor empecemos de nuevo, en otras palabras, que no haya persecución a los funcionarios del pasado y que las autoridades encargadas desahoguen en absoluta libertad...", afirmación que fue interrumpida por un auditorio haciendo voz en grito una cuenta hasta los 43, que AMLO no interrumpió, en referencia los 43 normalistas rurales de Ayotzinapa desaparecidos el 27 de septiembre de 2015.
"...los asuntos pendientes, por cierto, hoy se constituye una comisión de la verdad para castigar los abusos de autoridad, para atender el caso de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, que se castigue a los que resulten responsables, pero que la presidencia se abstenga de solicitar investigaciones en contra de los que hayan ocupado cargos públicos ...", prosiguió.
AMLO consideró que era "más severa la condena al régimen neoliberal dejar constancia de su fracaso y hacer todo lo posible por abolir el régimen neoliberal que someter a juicios sumarios a sus personeros" quienes a final de cuentas no dejan de ser pequeños personajes.
