Por: Presbítero Camilo Daniel Pérez
Presbítero Camilo Daniel Pérez
Ante todo, estoy de acuerdo en que dicho festejo deberá celebrarse sin distingos de personas, de grupos o clases sociales, incluso privilegiando de alguna manera, aunque parezca contradictorio, a los grupos más desprotegidos de la sociedad, pues tomándolos muy en cuenta a ellos nadie podrá sentirse excluido.
Yo asistí al Palacio de Gobierno, desconociendo la polémica, por dos razones sustanciales. Una, la invitación expresa y con cierta insistencia y, por otra, el deseo de mi sobrina de abordar a Javier Corral, como fan de Javier y hacerle llegar de parte de ella un documento sobre algunas cuestiones ecológicas.
La mera verdad no esperaba tan espectacular arreglo del Palacio de Gobierno ni las atenciones tan amables de las edecanes. Me sentí como Juan Diego al entrar al Palacio del Obispo, Fray Juan de Zumárraga, “como que se me resbalaba el guarache”. Además, la mayoría de la gente era desconocida para mí.
Estando ahí me acordé del pasaje del Evangelio de Lucas (Cap. 19) en el que Jesús se autoinvitó para hospedarse en la casa del más rico del pueblo de Jericó, el publicano y pecador Zaqueo. Jesús entró a su casa y eso le hizo cambiar de actitud a Zaqueo comprometiéndose a devolver lo defraudado y a dar la mitad de sus bienes a los pobres. Me di cuenta que por donde quiera que uno pise deberá hacerlo desde la causa del pueblo y de los pobres. Cuando Jesús entra a la casa de Zaqueo no entra solo. Va la causa de los pobres con él. Esto lo entendió Zaqueo. Por lo mismo, no le extendió “un cheque” a Jesús “para sus chicles”. Toda su conversión fue a favor de los pobres.
Por cierto, ahí pude hablar con el Dr. Guajardo y su familia consolidando el deseo del servicio a la comunidad y los municipios. Hablé también con Ismael Rodríguez sobre la carretera a Madera y algunos problemas de la región con el compromiso de atender algunas urgencias. Casualmente platiqué con funcionarios de la Secretaría o departamento del trabajo ofreciendo apoyos a una cooperativa en formación. Además, consolidamos un pequeño grupo que dialogará con Javier sobre el problema del agua en la región de Cuauhtémoc…
Por la experiencia que tuve esa noche, pienso que la frontera entre los de arriba y los de abajo no es muy clara, pues me encontré con personas que me saludaron y estuvieron apoyando la lucha campesina que libramos por los años ochentas. Me dio pena que no las pude identificar plenamente. Además, en la actualidad he pensado que la división entre una clase social y otra a veces es muy tenue ante tantos problemas que se han mundializado, como la galopante contaminación.
Claro que todo esto no me hace cambiar de opinión de que no debe hacerse por parte del Gobierno dos festejos que dividen a la sociedad. Mi sugerencia sería que, en todo caso, ese día haga Javier una reunión y convivencia sencilla con su gente de Gabinete y sus más cercanos colaboradores. Sería una buena oportunidad para reafirmar la voluntad de servicio y estrechar lazos de amistad entre ellos.