Por: Jerry Sustayta
“La libertad política es la condición previa del desarrollo económico y del cambio social”.
John F. Kennedy
En un partido donde la libertad política es prácticamente inexistente, donde sus candidatos y dirigentes procuran seguir oprimiendo la libertad política al llegar al poder, suceden cosas como las que pasan hoy en México: no hay desarrollo económico y se provocó si, un cambio social, pero un cambio social que ha destruido al PRI.
Marco Adán Quezada Martínez, ex presidente municipal, ex diputado local, servidor público de muchos años y ex dirigente del PRI, ha terminado su etapa como priísta.
Si partimos de los argumentos que el mismo Marco ha hecho públicos sobre los motivos que lo han llevado a renunciar al PRI, debemos decir que fueron ampliamente conocidos sus desencuentros con la dirigencia de su hoy ex partido por diferentes motivos y en diferentes etapas que se resumen a un solo problema: opinar diferente a la cúpula gobernante.
En el viejo partido, ser reflexivo, analista, crítico y valiente, es ser traicionero, desleal, rebelde y non grato. El problema, es que a la vieja liturgia del PRI se le acaban los soldados que se sometan a las arcaicas practicas. Sólo hay que mirar los resultados de las dos últimas elecciónes para descubrir que son caducas y retrogradas.
La historia de Marco en los últimos 5 años tiene dos visiones, por un lado ha sido valiente en defender sus ideas y a la vez ha sido una dura lección para el propio Marco de que no había manera de recuperar al PRI ni la democracia interna en un partido que hacia rato había elegido su suerte. Los ataques constantes de Cesar Duarte, la tibieza de Reyes Baeza, la falta de palabra de los distintos dirigentes que ha tenido el partido en los últimos años, la negligente actitud de dirigentes municipales, estatales y nacionales con respecto al caso Cesar Duarte y las practicas dictatoriales para elegir candidatos y dirigentes, han sido sin duda, los motivos principales que hoy alejan a Quezada de su partido.
Marco deberá replantear sus métodos, operaciones y manera de avanzar por la simple y sencilla razón de que ya no esta sujeto a las viejas practicas del PRI, esto le debe dar sin duda mayor libertad para tejer como a el le gusta.
Por otro lado, el viejo partido dará coletazos para manchar su imagen por despecho y rencor, cuestiones que sin duda debe tener presupuestadas el ex alcalde y no le deben de sorprender, ya que el PRI hará honor a la ya mencionada liturgia del sometimiento partidista del que algunos aun quieren ser víctimas.
El problema no es que Marco deje el PRI, el problema es como se sigue dejando morir el partido de Plutarco Elías Calles, al ver como cada día pierde fuerza y militancia.
Sin ser adivinos, podemos advertir que se vendrán renuncias a lo largo y ancho del estado al PRI al ver que los pesos pesados ya se atreven a retirarse. Para contener esto y no se termine por desdibujar lo que queda de partido están personajes que son aborrecidos tanto por los priísta como por la sociedad, jubilados con derrotas históricas y Maquiavelos patito que juegan a ser dirigentes y operadores políticos que no consensan ni un desayuno. Reyes Baeza sepultado, Graciela Ortíz antipática y sin suerte, Omar Bazán administrador de un circo, Fermin Ordoñez invicto (siempre ha perdido una elección), Doroteo Zapata y la fantasía de los sindicatos, (como si la población los quisiera), estos son, algunos de los grandes heroes que se quedan con el PRI.
En el ego de los mencionados actores priísta no se dan cuenta que todos ellos ya, cargan una lapida llamada derrota, que algunos, como es el caso del líder municipal del PRI, Fermin Ordoñez la conocen como la palma de su mano y hoy pierden al único actor político en el estado de estatura que les quedaba invicto, sin derrotas.
Esta historia apenas inicia y se deberán ir aclarando muchas dudas con el paso de los días sobre las decisiones que se tomen por parte del ex presidente municipal y el camino que quiera transitar, de algo podemos estar seguros, en el próximo proceso electoral, estará presente.
Por último, una pregunta:
¿Quién pierde más? ¿El PRI que pierde a Marco?… ¿O Marco que pierde a un PRI perdido?