Electores han optado por voto cruzado; fin del “carro completo”

Ciudad de México.- “El Presidente propone y el Congreso dispone” fue la frase con la que Vicente Fox resumió su relación con el Congreso de la Unión, entonces dominado por el PRI. La frase sintetiza los equilibrios políticos decididos por el naciente voto cruzado, que mató el llamado “carro completo” del viejo PRI, que tenía poder absoluto.

“Carro completo” se llamó durante siete décadas al poder priista para obtener la Presidencia de la República y la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, que le permitió gobernar sin equilibrio de fuerzas y aplastar a la oposición a punta de votaciones mayoritarias.

El “carro completo” caracterizó a los gobiernos del PRI desde que Plutarco Elías Calles tradujo el movimiento revolucionario en instituciones, pero a partir del año 2000, ningún Presidente de la República ha contado con la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión que le permita construir reformas sin el acuerdo con el resto de las fuerzas políticas.

Vicente Fox ganó en el año 2000 la Presidencia con 15 millones 989 mil 636 votos, que representaron el 42.52% de los sufragios, de acuerdo con el conteo distrital. El priista Francisco Labastida quedó en segundo lugar, con 13 millones 579 mil 718 votos, que representaron el 36.11%, y el perredista Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo 16.64% de la votación, con seis millones 256 mil 780 votos.

Sin embargo, en la Cámara de Diputados el PRI tuvo 209 legisladores, con lo cual su peso político fue del 41.8%, es decir, casi cinco puntos por arriba de su candidato presidencial.

El PAN se quedó con 206 integrantes, con lo cual su peso político fue de 41.2%; es decir, 1.3% por abajo de la votación presidencial, y el PRD sólo tuvo 53 diputados federales, cuyo peso político fue de 10.6%, esto es, seis puntos por abajo del porcentaje obtenido por su candidato presidencial.

En el Senado de la República, el PRI se quedó con el 46% del poder político, al sumar 59 integrantes, con lo cual fue la primera fuerza indiscutible; el PAN obtuvo 47 senadores, con lo que su poder interno fue del 37.3%; y el PRD se quedó con 16 senadores, con un peso de 12.6% en las decisiones del pleno.

Las cifras demuestran que el voto cruzado que emitieron los mexicanos en las elecciones del 2000 le dieron el poder presidencial al PAN, con el 42.52%, pero el dominio del Congreso de la Unión al PRI, con el 42.67%, con lo cual frenó propuestas como la aplicación del IVA generalizado en alimentos y medicinas, y el primer intento de reforma petrolera que se planteó.

PRI, la minoría más poderosa en un sexenio

La misma dinámica ocurrió en el 2006, cuando Felipe Calderón ganó la Presidencia, con 15 millones 284 votos, que representaron el 35.89%, mientras que el perredista Andrés Manuel López Obrador obtuvo el 35.31%, con 14 millones 756 mil 350 sufragios, mientras que el priista Roberto Madrazo se quedó en el tercer lugar, con 22.26%, al sumar nueve millones 301 mil 441 votos.

Y aunque en esta ocasión, en el Congreso de la Unión se reflejó de la misma manera los tres primeros lugares, el PAN no tuvo la mayoría absoluta en ninguna de las dos Cámaras, pero al negarse a reconocer como Presidente a Felipe Calderón y rechazar cualquier negociación con su gobierno, el PRD renunció a su poder político interno y el PRI ocupó ese espacio, por lo que se convirtió en la fuerza política más pequeña de su historia, pero con el mayor poder, porque fue fundamental para el avance del gobierno de Felipe Calderón.

En la Cámara de Diputados, el PAN tuvo 206 legisladores, con el 41.2% del peso político interno; el PRD fue la segunda fuerza, con 127 integrantes, equivalentes al 25.4%, y los priistas se quedaron con 106 miembros, que tenía un peso político de 21.2%. sin embargo, fueron tan importantes que gracias a ellos Felipe Calderón pudo rendir protesta como Presidente de la República.

Y en el Senado ocurrió lo mismo. Los panistas sumaron 52, con un peso interno del 40.6%; los priistas fueron la segunda fuerza, con 33 senadores, que representaron 25.7% del poder político, y los perredistas fueron la tercera fuerza con 26 integrantes, que tuvo el 20.3% del peso político.

Así, en el 2006 los mexicanos decidieron darle la Presidencia de la República a Felipe Calderón con el 35.89% de los votos, pero el Congreso de la Unión el dominio político lo tuvo la oposición, con 46.3% del peso político, de los cuales 22.13% fueron de los priistas y 24.3% de los perredistas, en ambas Cámaras.

Las mayorías consensuadas desde el Pacto por México

La votación de los ciudadanos mexicanos seis años después ratificó la tendencia del voto cruzado.

Enrique Peña Nieto ganó la Presidencia de la República con el 38.20%, que le dieron 19 millones 226 mil 784 votos; el perredista Andrés Manuel López Obrador se quedó en segundo lugar con el 31.57%, que implicaron 15 millones 896 mil 999 votos, y la panista Josefina Vázquez Mota se quedó en el tercer lugar con el 25.68%, que le dieron 12 millones 786 mil 647 votos.

Pero aunque el PAN quedó en tercer lugar en la presidencial, fue la segunda fuerza política en el Congreso de la Unión, pues en la Cámara de Diputados tuvo 114 integrantes, que implicaron el 22.8%, y en el Senado sumó 38 legisladores, con un peso del 29.6%; con ello, el panismo tuvo un peso político en el Congreso del 24.2 por ciento.

El PRD logró el segundo lugar presidencial, pero el tercero en el Congreso, con 104 diputados, que representaron 20.8%, y 22 senadores, con el 17.1%, lo que hizo un peso global del 20 por ciento.

Los priistas tuvieron la primera fuerza, pero no la mayoría absoluta, porque sumaron 212 diputados federales, con 42.4% del poder interno y 52 senadores, con el 40.6% de la votación del pleno, con lo cual tuvieron un peso en todo el Congreso de la Unión de 42%, lo que requirió la construcción constante de acuerdos.

Y fue la experiencia de 2000 y 2006 lo que llevó a las fuerzas políticas a construir un mecanismo que permitiera alcanzar acuerdos. Por eso el Pacto por México generó diversas reformas estructurales, que convirtieron a la LXII Legislatura en la más productiva, a pesar de que el presidente Enrique Peña Nieto no obtuvo la mayoría aplastante que sus antecesores priistas tuvieron en el Poder Legislativo federal.

Promueven y se confrontan por Voto Cruzado

A sólo tres semanas de los comicios, militantes perredistas, panistas y priistas promueven el voto cruzado entre sus candidatos locales y sus aspirantes presidenciales, mientras que organizaciones sociales se confrontan por la utilidad del voto cruzado.

Tabasco es la entidad donde más expresiones del voto cruzado se han registrado, pues incluso hay camisetas y gorras promocionales que lo fomentan. Entre perredistas el llamado es a respaldar a sus candidatos a presidentes municipales y gobernador, Gerardo Gaudiano, mientras que el voto presidencial lo buscan para Andrés Manuel López Obrador.

Con base en las expresiones que se pueden observar en redes sociales, también ocurre con panistas en Tamaulipas, quienes promueven el voto para sus candidatos a presidencias municipales, pero no para Ricardo Anaya a nivel presidencial.

Además se observa, vía mensajes de WhatsApp, que priistas en Guanajuato promueven el voto en contra de su candidato Gerardo Sánchez y en favor del panista Diego Sinhue, para el gobierno estatal, pero piden el voto por José Antonio Meade, aunque también hay priistas que promueven el voto por sus candidatos locales, pero piden el voto por Andrés Manuel López Obrador.

En Morelos, diversos perredistas promueven el voto en contra de Ricardo Anaya, porque la alianza no los representa, dado que en esa entidad el perredismo eligió a Rodrigo Gayosso como candidato al gobierno estatal; piden el voto por él en el estado, pero por López Obrador en la presidencial.

En Quintana Roo, existen liderazgos perredistas que piden el voto por candidatos locales priistas, pero también los que promueven el voto cruzado desde Morena, para apoyar a los priistas a nivel local.

Quintana Roo es una entidad donde se registra desde hace años el voto cruzado. Tan sólo en el año 2016, los ciudadanos votaron por Carlos Joaquín como gobernador, y ese fue un voto en contra del PRI; sin embargo, los integrantes del Congreso local son mayoritariamente priistas, es decir, los votantes hicieron una distinción en su voto.

Grupos académicos y organizaciones sociales se confrontan por la utilidad o no del voto cruzado entre la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión; por eso, desde esta semana circulan en redes sociales diversas imágenes y videos que buscan restablecer el “carro completo” ahora para Morena, mientras que otros alertan de la grave regresión que implicaría.

Desde febrero pasado, Excélsior evidenció que militantes políticos promueven el voto cruzado entre sus candidatos estatales y sus candidatos presidenciales

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