Michigan.- Sin ocultar la indignación y con la voz pausada, la jueza estadunidense Rosemarie Aquilina le dictó la sentencia al acusado, Larry Nassar, ex médico responsable de abuso sexual contra casi 160 niñas y mujeres jóvenes, entre ellas gimnastas y medallistas olímpicas.
Acabo de firmar su sentencia de muerte, dijo la jueza; usted no tiene el derecho de volver a caminar fuera de una prisión. Es un honor y un privilegio sentenciarlo.
Algunas víctimas se secaron las lágrimas después de las palabras de Aquilina, mientras que Rachael Denhollander, la primera que denunció públicamente los abusos en 2016, sonrió.
Así culminó la audiencia contra el ex médico deportivo del equipo de gimnasia de Estados Unidos y de la Universidad de Michigan, sentenciado a una pena entre 40 y 175 años de cárcel, tras una semana de estremecedores testimonios de cerca de 160 víctimas y sus familiares en el tribunal de Lansing.
Durante esta semana de audiencia, la jueza Aquilina fue también un refugio emocional para las mujeres que dieron su testimonio; en diversos momentos de la audiencia se detuvo para reconfortar y mostrar su solidaridad con las víctimas, quebradas muchas veces al revivir sus experiencias. Ante un breve mensaje de Nassar, en el que expresó histriónicamente su arrepentimiento, Aquilino se mantuvo firme y le respondió que sus palabras no eran sinceras y, además, había evidencia de que no asumía su responsabilidad en el daño que provocó.
Usted no hizo nada por controlar esos impulsos y donde sea que usted vaya, quedarán lastimadas las personas más vulnerables, agregó.
Desde el primer día de la audiencia, Nassar escuchaba con la cabeza baja y los ojos entrecerrados. En el escueto mensaje que hizo ayer se dirigió a la tribuna y expresó que las declaraciones de las 150 víctimas durante la audiencia lo habían conmovido profundamente.
Me han estremecido hasta la médula; sus palabras me acompañarán por el resto de mis días, dijo Nassar, mientras se escuchaban los sollozos de varias de las acusadoras.
No obstante, Aquilina desestimó su declaración porque consideró que no era sincera y leyó en voz alta una carta que Nassar le escribió en la que afirma que fue un buen médico; que fue manipulado para declararse culpable, lo que generó sorpresa entre los asistentes.
Nassar también sostuvo que sus acusadoras inventaron las denuncias para obtener dinero y fama y escribió el infierno no conoce furia como la de una mujer desdeñada.
Aquilina fue tajante: Esta carta me dice que usted aún no admite lo que hizo, le respondió y arrojó con enfado la carta hacia un costado.
Nassar, de 54 años, casado y padre de tres hijos, se había declarado culpable de abusar de siete personas en la zona de Lansing, pero se permitió que en la audiencia declararan todas las víctimas que desearan hacerlo.
Las mujeres narraron que el médico, sin guantes, las penetraba con las manos sin justi- ficación cuando estaban en la camilla de examen. Las acusadoras, que en el momento de los hechos eran menores de edad, relataron que confiaban en Nassar, se negaban a creer lo que les ocurría, o tenían miedo de hacer una denuncia. En ocasiones usaba una sábana o su propio cuerpo para evitar que los padres de las niñas, que estaban presentes en el consultorio, vieran lo que estaba haciendo.
Nassar cumple también con una sentencia anterior de 60 años de prisión por delitos de pornografía infantil.
Fuente: La Jornada