* Los de Ciudad Universitaria sumaron su segundo triunfo en el torneo y ahora, ante el Atlas, confirmaron que tienen argumentos para pelear por los primeros planos
Ciudad de México.- Pocos o casi nadie, esperaba un comienzo tan positivo para Pumas, como el que el propio escuadrón del Pedregal ha tenido en el Clausura 2018. Con dos triunfos en fila, el equipo de David Patiño ha extinguido a sus peores fantasmas, a los que aquejan un 2017 lleno de fracasos... Este domingo, con otra demostración de contundencia, vencieron a un endeble Atlas por 3-1 y llegarán con el ánimo a tope para medirse al América y en el Olímpico.
El futbol volvió a Ciudad Universitaria. Con un frío que rozaba los ocho grados, mediodía de este domingo, afición de Pumas se dio cita en el estadio Olímpico para presenciar el arranque como local de sus felinos, que acorde a la ocasión, estrenaron un tercer uniforme. Azul y oro, como lo dictan los canones de la institución y en congruencia con esa mística del pasado, los dirigidos por David Patiño saltaron encendidos al terreno de juego.
Habían transcurrido apenas seis minutos, cuando Jesús Gallardo recibió una pelota delante de la media cancha y que filtró en dos toques para Nicolás Castillo, realizando un cambio de juego prolongado, que el chileno no desaprpvechó. El ariete enfiló de cara al área enemiga y base de potencia se deshizo del rival cercano, para vencer a Cristopher Toselli, arquero rojinegro, y festejar el primer tanto.
Pumas había comenzado a tambor batiente, con esa garra que su entrenador se ha cansado de solicitar cada que comparece ante los medios: "La idea es recobrar los conceptos que hicieron grande a este club", ha dicho David Patiño en más de una ocasión. Y al menos durante esos instantes previos al gol, lo fueron. Después, con el incremento de la temperatura y el cronómetro, el desgaste físico le pasó cuentas a los locales.
Atlas arriesgaba poco. El cuadro d Colomos parecía comodo con la mínima desventaja y a la espera de que el guión cambiara repentinamente a su favor. Universidad se refugiaba en sus bandas, intentando desdoblar varias veces por izquierda y con Mauro Formica y Matías Alustiza alternando posición, para generar profundidad a placer. Y lo consiguieron. Fue el apodado Chavo el que consiguió el segundo tanto. El electrónico indicaba el 33', cuando Nico le devolvió la cortesía al argentino y este la transformó en gol.
Castillo le robó el balón a Silven Barreriro en los linderos del área y filtró rapidamente para Alustiza, que encaró a Toselli y definió a un costado del cancerbero chileno. Júbilo, fiesta y goles en Ciudad Universitaria, con la esperanza renovada y el espíritu intacto, para un nuevo año de unos Pumas que lucen muy distintos a los drl torneo anterior. La porra despedía a un equipo entregado con un Goya a full y aplausos generalizados, cuando terminó el primer tiempo.
El complemento fue de menos a más. Patiño se dio el tiempo de analizar las mejoras de su parado táctico y hasta prescindió de Alustiza, para el retorno de Pablo Barrera, que con todo y gafete dr capitán, se incorporó al terreno de juego luego de dos semanas ausente por lesión. Y coincidencia o no, al 63', a instantes de las modificaciones, cayó el tercer tanto de los de casa. Por conducto de un penal bien ejecutado, Castillo puso cifras definitivas: 3-0.
En los instantes finales, Ravel Morrison acortó distancias, pero fue insuficiente (3-1). Otra victoria consumada. Por ahora, en180 minutos, Pumas ha vuelto a ser un equipo aguerrido, punzante, que sabe aprovechar ventajas del rival, así como debilidades ajenas, para hacer daño y sumar puntos. Hasta ahora, aunque resta mucho camino por andar, la imagen es la adecuada y en una semana, en el mismo escenario, reciben al más odiado rival deportivo, el América.
Fuente: Milenio