Migrantes no están presos, no son indigentes, son como tú y su tierra es la que les da de comer: Padre Jesús Garza, fundador Casa del Forastero Santa Martha

Chihuahua, Chih.- Teniendo como marco el Salón Sacramento de Palacio de Gobierno, el fundador y director de la Casa del Forastero Santa Martha de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, el sacerdote Jesús Garza Guerra, rememoró las experiencias vividas en materia de atención a migrantes con el objeto que funcionarios de la administración estatal y organizaciones de la sociedad civil chihuahuense conocieran en mayor medida el fenómeno de la migración.

El evento estuvo organizado por la Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaría General de Gobierno en el marco de la estrategia interinstitucional implementada por el gobierno de Javier Corral para apoyar a los migrantes deportados de Estados Unidos por el gobierno del polémico Donald Trump.

Se recordó que el pasado 30 de marzo se decidió que Chihuahua será un estado santuario para los migrantes tanto para los deportados como para los que vienen desde el sur de la República y Sudamérica en busca del sueño americano.

La responsable de Asuntos Religiosos de gobierno del estado, Silvia Rebeca Pérez Alfaro, fue la encargada de abrir el encuentro, tras la cual el titular de la Dirección de Gobernación y Transporte, Joel Gallegos Legarreta, destacó la necesidad de trabajar por los que menos tienen y a los que muy pocos conocen.

“No hay camino fácil a la libertad en ningún lugar y muchos tenemos que pasar por los caminos del valle de la muerte una y otra vez antes de que encontremos la cima de nuestros deseos”, refirió Gallegos parafraseando al ex presidente sudafricano y símbolo de la lucha racial Nelson Mandela.

Afirmó que en el trasiego de los migrantes hay historias “que nos sacuden el alma”, pues dejan sus espacios, familias, lugares de origen para alcanzar un sueño lejano geográficamente, “nosotros que los vemos pasar, que los vemos en los cruceros, que a veces nos perdemos en la indiferencia del semáforo verde o nos resistimos a aceptar este fenómeno social que en últimas fechas llegará a un crecimiento exorbitante”.

Consciente de este fenómeno social gobierno del estado encargó a Silvia Pérez la realización de un ciclo de conferencias para entender este fenómeno, pero más aún concientizar a la sociedad chihuahuense en el respeto a la dignidad de quienes migran.

Por su parte, el sacerdote Jesús Garza Guerra, recordó cómo se unió a la Pastoral de Movilidad Humana, su labor pastoral con la gente del mar, y como tras a su regreso de un viaje por Europa dio los primeros pasos para crear la Casa del Forastero en Monterrey.

Empezó su intervención definiendo el perfil del migrante, refiriendo que ante la pregunta de ¿Cuál es la tierra del migrante? La respuesta de San Juan Bautista Scalabrini fue “La que le da de comer”.

En este sentido, en relación a la Casa del Forastero apuntó que el migrante que llega “es el forastero que va de camino para con su familia que está en los Estados Unidos”, “no están presos, no son indigentes, son como tú”.

“Nos aseguramos que no traigan drogas, le recogemos su celular, al salir se les regresa y así nos aseguramos que no es pollero”, aseveró el padre Garza, informando que se pone a disposición de los usuarios dos líneas  telefónicas unas para llamar y otra para recibir llamadas con un consumo mensual de mil minutos para llamar tanto a América Central como a Estados Unidos.

“Los migrantes que quieran buscar trabajo, solo se les deja salir con personas conocidas. A condición de llevarlos, darles de comer y traerlos habiendo recibido ellos un pago justo”, agregó.

Además, dio que la Casa del Forastero Santa Martha cuenta con una Capilla del Santísimo, a la que cada semana asiste un sacerdote a celebrar misa la Eucaristía y se invita a los migrantes a participar independientemente de su fe. Con los donativos que recibe la institución se pagan los recibos de agua, luz y gas.

El padre Garza Guerra señaló que la Casa del Forastero requiere de artículos de limpieza para la casa, artículos de aseo personal (jabón, papel sanitario, pasta dental, cepillos, etc.), donativos de ropa y calzado, y despensas.

En tono divertido, el director de la casa señaló que ésta cuenta con un perro migrante al que llaman “El Mojado”, mezcla de dálmata con aymara, quien sabe distinguir al migrante sucio de las damas y personas bien vestidas. Mientras a los migrantes del mueve la cola alegre, “a los perfumados les ladra”.

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