Por: Javier Ávila Aguirre., S.J.
Aplaudo la convocatoria que hace el Sr. Gobernador a la sociedad civil. Ojalá se hubiera hecho antes de que las tensiones subieran y la bomba tronara; pero es una buena oportunidad de manifestar la importancia que la sociedad civil tiene el en caminar de un estado. Se reconoce que un gobierno sin la sociedad civil no es nada.
Lo que ahora está sucediendo en el Estado y en el País manifiestan de una manera muy absurda y patente la lejanía que el gobierno federal tiene con la realidad de grandes sectores (la mayoría) de la sociedad.
Lo que expresa el gobierno, el discurso del presidente, en general, habla de una lejanía y un desconocimiento tremendo de la gente, de lo que siente, de lo que vive. Y si lo conocen y es su estrategia, está peor. Están estirando demasiado la liga.
Es muy preocupante el discurso del Enrique Peña Nieto porque manifiesta una total ignorancia de lo que la gente piensa y de lo que la gente está viviendo, lo que le preocupa, lo que sufre y por las situaciones que está pasando hace tiempo. No sé en qué país viven el Sr Peña Nieto y sus asesores.
Sus palabras “doloroso pero necesario” son cínicas. Y lo que durante todo su mandato –no digo antes porque no lo conocía- ha dicho o ha hecho no me preocupa tanto por las limitaciones intelectuales que se le conocen, sino porque la gente poco a poco va probando formas más radicales para arreglar las cosas, y eso es peligroso..
Lo que aguanta México, no lo aguantan otros países. Están jugando con fuego. Por menos cosas, en países más pequeños han tirado presidentes. En cualquier libro de historia lo leemos y lo sabemos: hay pueblos que por menos han reaccionado de manera muy violenta.
Hasta ahora este ha sido un movimiento tranquilo y apoyado, con solidaridades, sin hechos violentos provocados por personajes nefastos y ocultos. La raza apoyó en los bloqueos, se bajó a solidarizarse, no reclamaron; pero eso se va a acabar, y si no hacen caso ¡aguántense!
Urge se tomen medidas eficaces que planteen un giro a las cosas.
Es grosero el presupuesto que le acaban de asignar al Instituto Nacional Electoral; son groseros los salarios, las compensaciones, los apoyos a los legisladores, los sueldos de los “servidores públicos”, de los magistrados. Debe haber una propuesta de reasignación de recursos ya no sólo al bienestar social, sino que busque modificar y equilibrar las cosas, porque las están desequilibrando de una forma muy fuerte, alarmante, irresponsable. Y frente a eso, estos aumentos de la gasolina son abusivos y groseros.
Es muy claro que el gobierno se está poniendo varias etiquetas:
Tenemos un gobierno ineficiente, cómplice y agresor.
A.- Ineficiente ante el tema de la violencia y el crimen organizado.
B.- Cómplice del mismo tema.
C.- Agresor de la sociedad con esas medidas, porque en muchas zonas, por ejemplo en Tarahumara en donde el clima de violencia y la presencia de los grupos armados se da en absoluta libertad, agregarle estos golpes a las familias, a las comunidades todas no sólo a quienes tienen un vehículo y necesitan del combustible, es criminal y absurdo. Y sólo se le ocurre a gente lejana y sin el menor sentido de humanismo y responsabilidad. El gobierno federal no está siendo un gobierno servidor, director, rectof.
La gente está sintiendo con toda razón un Estado Mexicano agresor del pueblo, porque permite que quienes están agrediendo y haciendo daño, lo sigan haciendo. Son cómplices de ellos y además lo permiten.
En la coyuntura mundial actual (llegada de Trump, monedas en crisis, Europa nerviosa…) es clarísimo que quienes le dictaban a México qué ser y qué hacer, también están en fuertes crisis.
Hoy la CONAGO debe ser un contrapeso importante, un espacio para pensar no cómo curar la enfermedad que pareciera mortal, sino cómo ir buscando alternativas diferentes de País; un grupo con posibilidades de plantear reformas reales, iniciativas que hagan un Estado más eficiente, más cercano al pueblo; que busquen una reasignación presupuestal básica, que le informen a Peña Nieto cómo es México, qué esperamos los mexicanos, por qué sufrimos, cuáles son nuestras esperanzas, nuestras ilusiones y nuestras luchas, porque no hay quién se lo haga saber. Una CONAGO con un ejercicio legislativo por lo menos diferente al de EPN; que sea un verdadero contrapeso y no una comparsa de ese personaje.
Es de desear que las Comisiones, los grupos de la sociedad civil, las asociaciones, los movimientos que vayan a México a negociar acuerdos, cambios, condiciones, se respeten y tengan un trato digno; que no busquen “convencerlos” ni se quiera “negociar” con ellos. Que realmente se impulsen sus demandas, se tomen en serio las propuestas que ofrecen, porque la gente que está yendo son personas con un historial y experiencia seria que llevan líneas y proyectos muy honestos e importantes. Es gente que no vive una opción de sexenio como los funcionarios; es gente que vive una opción de vida.
Y si la actitud de quienes los reciben es buscar la manera de convencerlos, cómo negociar, cómo conceder “lo menos posible”, o ver cómo los eliminan o los cooptan, de nada serviría el viaje, el diálogo, porque será repetir lo que siempre han hecho con la gran mayoría de gente que tiene que acudir a esas instancias, de por sí nefastas.
Si regresaran con sus procesos y planteamientos reforzados, el gobierno daría una verdadera muestra de otra política y no se estarían repitiendo los mismos patrones que se han manejado siempre en relación con la sociedad.
En estos días no hay un encuentro de familias, una reunión de amigos, un grupo de café en donde no salga el mismo comentario: “¡qué gobierno tan inepto y nefasto tenemos!”. ¡En todas partes se escucha!
Queremos gobernadores que lleven la palabra de una movilización social, que no busquen callarla ni apaciguarla; que sean solidarios.
Tienen un compromiso y una obligación moral con quienes los llevamos a la gubernatura.
No está en sus manos resolver estos conflictos, pero sí está en sus manos acompañar a un pueblo que en ustedes confía, mucho más que en un gobierno federal inepto.