Ciudad de México.- Águilas y Tigres esperaron 18 días para jugar la final del Apertura 2016, y en el primer capítulo, jugado en el Estadio Azteca, igualaron a un tanto. La historia del año del Centenario de las Águilas escribirá su punto final en el estadio Universitario.
Le restan 90 minutos al Centenario del América. En el penúltimo capítulo, después de la aventura en el Mundial de Clubes, el equipo de Ricardo Antonio La Volpe desperdició la oportunidad de irse adelante en el marcador, debido a que Oribe Peralta falló un penal, al minuto 22, que pudo significar el triunfo para los de casa.
Tigres no cayó, a pesar de que se le notó más lento que el América, porque su delantero no perdió el tino que traía desde los partidos anteriores de liguilla. André-Pierre Gignac se guardó un truco para el Estadio Azteca, prácticamente el único de los visitantes en el primer partido de la eliminatoria. Escapó, hizo trizas a su marca y venció a Moisés Muñoz por debajo de las piernas y de tres dedos antes de finalizar el primer tiempo.
En el complemento, la obra de las Águilas era vencer a la férrea defensa de los Tigres y tratar de cerrar su última presentación del 2016 en el Estadio Azteca con un empate o con la victoria, y lo lograron porque Tigres perdió el fuelle que traía en los primeros partidos de la liguilla y las Águilas continúan con la agilidad en las piernas que da el jugar un partido cada tres días.
Llegó el gol del empate en una jugada de táctica fija. Ricardo Ferretti decidió frenar la ambición de su equipo al sacar a Lucas Zelarayán y meter al Guti Estrada para reforzar la zona defensiva. La Volpe movió mejor sus piezas y un tiro de esquina fue rematado por Pablo Aguilar y desviado por Bruno Valdés, quien minutos antes había pedido su cambio, pero empujó el esférico para conseguir el empate.
Ricardo La Volpe quiso un poco más que el empate, mandó al campo a Darwin Quintero por Michael Arroyo y consiguió encerrar, aún más, a los de Ferretti. No hubo más goles, pero sí una preocupación para los Tigres. Su goleador André-Pierre Gignac no pudo terminar el partido, porque recibió un golpe y tuvo que salir del estadio con collarín.
La historia del América y su Centenario pondrá su punto final en una atípica Navidad en Monterrey.