A base de paciencia y de no desesperarse el Barcelona logró tres puntos obligatorios en Pamplona ganando 0-3 ante un Osasuna que trató de aferrarse a la magnífica actuación de su portero Nauzet para tratar de sumar algún punto que le permitiera salir el pozo.
Ofreció el Barcelona en El Sadar, un escenario donde siempre le ha costado ganar independientemente de la situación en la tabla de los contendientes, una imagen de madurez que remite a ese equipo que nunca desfallecía y que sabía que a base de insistir y aplicar su receta acabaría llevándose los partidos.
Y es que el partido ofreció motivos para que un Barcelona menos confiado en sus posibilidades llegara a desesperarse, puesto que a pesar de ejercer un dominio apabullante sobre su rival, esta superioridad tardó mucho en llegar a concretarse en el marcador.
En la primera parte, hasta once veces disparó el Barça ante la meta rojilla incluyendo dos clarísimas ocasiones de Suárez y dos más de Messi. Ocasiones de esas que jugadores de este nivel raramente desperdician, pero que ayer entre la madera (en una de Suárez) y la gran actuación del portero Nauzet evitaron el tanto de los catalanes. El portero del equipo navarro empezaba a parecerse al gran Kameni que evitó defendiendo el marco del Málaga hace pocas semanas la victoria blaugrana ante el conjunto andaluz.
El Barça llevaba camino, como el día del Málaga, de sacar otro notable alto absolutamente inútil. Porque si bien el conjunto de Luis Enrique era reconocible con Busquets e Iniesta en la sala de máquinas y con los laterales participando en el juego mientras que Arda y Messi creaban superioridad combinando con su línea de centrocampistas, todo el trabajo se deshacía como un azucarillo en cuanto llegaba la hora suerte suprema. No había manera de convertir la superioridad en goles.
Si a esta frustración le añadimos que en el inicio de la segunda parte Osasuna salió más valiente, presionando mucho más arriba y que Sergio León envió un balón al larguero en el que podía haber sido uno de los goles del campeonato ante la vista de Ter Stegen, era fácil que al Barcelona le entrara el tembleque.
Pero no, como ha sido siempre norma de la casa, el equipo en caso de duda se aferró al libreto original de la mano de un Busquets que es otro con Iniesta al lado. El de Badia volvió a ser el dominador en el centro del campo, recuperando balones, ofreciendo una salida a cualquiera de sus compañeros y armando el juego de ataque como en la jugada del 0-1 en la que Busquets llevó el juego de un lado al otro del campo hasta que conectó con Messi, quien habilitó a Jordi Alba quien centró para que Suárez marcara a portería vacía. Visto lo que había pasado hasta entonces, parecía la única manera de marcar un gol.
El tanto desconcertó a un Osasuna que por un momento llegó a creer en el milagro al tiempo que reafirmó al Barcelona en su filosofía. Siguió el Barça jugando al ritmo de Busquets y en una nueva progresión de Alba por su banda, Messi rompió su maleficio ante Nauzet sentenciando el partido con el 0-2. Ya en el descuento, Messi se cobró de nuevo todas las paradas de Nauzet en la primera parte marcando el tercero, que le permite ponerse en cabeza de la clasificación del Pichichi, superando a Cristiano Ronaldo.
Fuente: as.com