Carlos Vela comandó la victoria merecida de la Real Sociedad ante un Betis que no mereció nada, que dio la sensación de que ni compareció en Anoeta. El resultado final fue 1-0 con tanto del atacante mexicano, pero realmente tuvo que ser más abultado, por lo que propuso el equipo realista, y por lo poco o nada que puso de oposición el equipo de Gustavo Poyet, que tiene todos los motivos del mundo como para estar decepcionado con su equipo
En la primera parte estuvo algo en el partido, pero en la segunda no hizo absolutamente nada, y a la Real sólo le bastó con encontrar su momento, su ocasión, para conseguir una victoria que los de Eusebio sí supieron jugar con criterio. El técnico de la Real volvió al plan que le funciona, y sus jugadores lo agradecieron. Tuvieron la pelota y en todo momento buscaron con el balón el triunfo, y quizá les faltó más acierto en los metros finales. Al menos, acertó Vela a rematar un centro de Oyarzabal, y puso justicia al marcador. El mexicano ha vuelto, confirmado, y vuelve a dar puntos vitales a la Real con sus goles y su juego. El resultado lo dice todo.
A pesar de la valiente propuesta de Gustavo Poyet, que ordenó a su Betis a que saliera a presionar arriba a la Real con una línea muy adelantada, fue el conjunto txuri-urdin el que tuvo más la pelota desde el inicio, el que dispuso de las mejores ocasiones en la primera parte y el que, en definitiva, llevó el peso del partido. Aunque no fue capaz de aprovechar su superioridad y convertir las ocasiones que fue capaz de generar. No fueron muchas, eso sí, pero si lo suficientemente claras como para haberse ido al descanso con ventaja. Dos remates de cabeza de Willian José, que estuvo muy activo en ataque junto a Vela, Oyarzabal y Xabi Prieto, ante los que respondió de maravilla un entonado Adán.
Como la Real no era capaz de materializar sus ocasiones, fue dando alas a un Betis que era incapaz de encontrar la vía hacia la portería de Rulli. Rubén Castro, en una contra de tiralíneas, no pudo con Rulli en el mano a mano, y el argentino sacó una mano providencial tras un buen disparo a la media vuelta de Alex Alegría. La primera mitad terminó con polémica, porque Trujillo Suárez se complicó su actuación al sacar amarilla a Iñigo Martínez, pero no pitar penalti por un agarrón dentro del área al propio Alegría. Y luego ni siquiera vio falta en la frontal tras un caída clara de Oyarzabal. La grada de Anoeta le despidió con música de viento.
Tras el descanso la película del partido no cambió. Es más, se podría decir que el dominio de la Real fue todavía más claro. Hasta el punto de que el Betis no fue capaz de tirar ni un sólo disparo entre los tres palos de la portería defendido por Rulli. Y mientras, la Real a lo suyo de toda la noche, a tener la pelota, con paciencia, pero con más verticalidad que en otros partidos, embotellando al equipo bético delante de Adán.
Sólo le faltaba un poco de claridad en el último pase, porque todo lo demás lo dominaba con solvencia. Y la clarividencia la puso, quien sino, el capitán, Don Mikel Oyarzabal. Espectacular asistencia desde la derecha con su pierna izquierda, a la espalda de la defensa del Betis, para que Vela apareciera libre de marca en el segundo palo y empujara el balón a la red con la puntera. Un gol que valen tres puntos. Dos artistas que fabricaron un triunfo merecido de una Real a la que luego le faltó, eso sí, rematar la faena y cerrar el partido para no vivir apurado en el tramo final. Hubo alguna inquietud, pero más por el síndrome de la propia Real a que le pasara algo negativo que no merecía, que por el juego del Betis, que puso algo de corazón a la desesperada, pero que apenas creó nada de peligro como para pensar en que podía empatar el partido.
Tres puntos que permiten a la Real vivir tranquila en el parón liguero, con una actuación solvente que deja más en evidencia a Eusebio con su 'invento' en Ipurua, cuando queda más que claro que el plan que le funciona es el que ha vuelto a utilizar ante el Betis. Y el equipo verdiblanco tendrá que seguir con su viacrucis con Poyet, que parece que da un paso adelante y dos para atrás. En Anoeta apenas hizo nada, ni supo defender con acierto, ni fue capaz de aprovechar su presión avanzada, fue un quiero y no puedo. Quiso tener más fútbol con Dani Ceballos, pero la jugada le salió re raramente mal, porque en ningún momento tuvo el balón.
Fuente: as.com