Chihuahua, Chih.- A través de sus páginas, el libro de Benjamín Domínguez cuyo título lleva el mismo nombre, recoge la belleza del arte pictórico que engloba un mundo de creación en el que se reflejan sentimientos y expresiones como la violencia, la angustia, el dolor, la santidad, la belleza y una gran diversidad de estados emocionales que exigen de una mirada profunda para su interpretación.
Las obras plásticas, esculturales y hoy, el libro en el que se encuentran inmortalizadas, ofrecen un mundo propio del artista que ha construido a lo largo de su vida para ilustrar personajes con cierto carácter y vida, a través del arte y la imaginación.
El surrealismo y el expresionismo de Benjamín emergen de las experiencias que desde pequeño tuvo y con las cuales dio creación a obras como “El juego de las decapitaciones”, “Los envoltorios de la memoria”, “Ecce homo”, “Memorias”, entre otras.
El universo plástico de Benjamín Domínguez descrito en la diversidad de personajes interpretados en ángeles, brujas y sacerdotes que visten atuendos barrocos, exige una carga simbólica que invita al público a sumergirse en una experiencia única de las bellas artes.
Producto de un esfuerzo interinstitucional entre la Universidad Autónoma de Chihuahua y la Universidad Autónoma de Chiapas, en el marco de su 60 y 40 aniversario respectivamente, la producción literaria “Benjamín Domínguez” es presentada para enriquecer de arte al público chihuahuense.
“Estar frente a un cuadro de Benjamín Domínguez y ahora ante el libro que plasma sus obras, es asumir un desafío estético por su fuerte carga simbólica que invita al espectador a descifrarlo sin abandonar la posibilidad de disfrutar su intenso cromatismo”, expone el rector de la UACH, Jesús Enrique Seáñez Sáenz, tras reconocer que las obras del artista permiten apreciar lecturas entorno al mundo y la condición humana.
“En la universalidad del conocimiento promovido en las aulas, la invitación al disfrute del arte es una actividad sustantiva, entendiendo que en el horizonte de la educación universitaria el objetivo central es el ser humano”, manifestó.
Al participar como comentarista del libro, Águeda Lozano, artista chihuahuense de talla mundial, aseguró que en su esencia, el arte es el lenguaje que enriquece a las sociedades. En ese sentido, distinguió la obra de Benjamín Domínguez por mostrar un panorama en el que convergen ideas que remontan a lo obscuro y lo barroco.
Por su parte Raúl Sánchez Trillo, director de la Facultad de Artes, refirió la obra como una “joya bibliográfica” del acervo artístico en la que el autor logra el objetivo de que al observarla se revelen sensaciones palpitantes. “Al mirarlos nos volvemos cómplices de su placentero sadismo y nos escondemos en cada uno de los personajes sugerentes”, destacó.
Emanado de la voz del escritor chihuahuense Ramón Gerónimo Olvera, el texto enviado por el artista Ignacio Solares describe el talento de Benjamín Domínguez como un “pintor de la ensoñación y de la vigilia” con una inagotable fuente de inspiración.
Un mundo cargado de mitos y de símbolos asociados a la ritualidad y a la transgresión, a la santidad y a la condena, al placer y al dolor como constancia del ser y del existir, son detalles que Solares percibe de las obras del artista en las que no sólo hace una crítica del propio arte pictórico sino también del mundo actual.
Benjamín Domínguez nació en Jiménez, Chihuahua, y es considerado como un artífice de los sueños, la magia y las tentaciones. Inició su carrera como pintor abstracto durante casi 10 años, pero su verdadera pasión ha sido realizar una revisión posmoderna del barroco, lo que le ha permitido ser respetado como uno de los neoclasicistas más modernos del país.
Ha expuesto su obra en galerías de varias partes del mundo como Tailandia, Suiza, Bélgica, Estados Unidos y por supuesto México, en ciudades como Monterrey, Zacatecas, Valle de Braco, Toluca, Querétaro y Chihuahua, entre otras.