Por: José Luis Rodríguez Chávez
Definitivamente la educación en México ha venido en decadencia. Muchos factores han permitido esta debacle educativa. Solo recordar antes de la década de los cincuenta del siglo pasado, donde la educación primaria en la mayoría de las escuelas y en donde se ostentaba hasta cuarto grado de primaria, esos alumnos estaban mucho más preparados que quienes hoy tienen hasta sexto grado. Épocas que se definió el famoso refrán la letra con sangre entra.
Hoy uno de los males que afectaron la educación es el SNTE. A partir de 1930 cuando comenzó a inquietar e incomodar a los maestros, la inestabilidad de su trabajo, los muy reducidos sueldos, la persecución de que eran objeto. Por lo que en 1943 inicia la vida de este sindicato, hoy el más grande de América Latina, Mismo que de manera paralela o alma gemela del PRI, inicia pocos años después con situaciones canonjías, indecorosas, faltas a la honorabilidad de muchos de sus colaboradores y de mucha gente que lo rodeaba. Carlos Jongitud Barrios y la herencia a Elba Esther Gordillo del poder magisterial.
En las últimas décadas la calidad de la educación, anda en los últimos lugares, según datos de la OCDE.
Una realidad es que la educación en México, se convirtió en un elemento político. Como estructura electoral del PRI por parte del magisterio. Maestros que fueron perdiendo dignidad y ética, al corromperse en el involucramiento de fraudes electorales. Con múltiples recompensas por parte del sistema politico.
A finales del siglo pasado hubo intentos de mejorar la educación con lemas como la modernización educativa con Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, pero solo quedaron en el discurso en la falacia. Es en el nuevo siglo XXI, que Vicente Fox, hace un mayor esfuerzo en este tema, sin lograr consolidar una verdadera reforma educativa desde el aspecto de la calidad de la misma.
Hoy y a más de ocho décadas, en que surgieron los primeros desencuentros entre magisterio y gobierno, continúan las grandes diferencias. Maestros con grandes desigualdades salariales. Mientras hay quienes ganan hasta más de cien mil pesos mensuales por diferentes milagros, tan bien los hay por debajo de los diez mil pesos mensuales. Lo mismo, quienes en su vida han arrastrado el gis frente al pizarrón, como los que caminan kilómetros diarios para llegar al aula y poder impartir sus conocimientos.
Pero esto no debe de espantarnos estamos en el México de las desigualdades políticas, económicas y sociales. Hoy lo que menos importa en este país, es el aprendizaje.
Por eso la nueva reforma educativa de Enrique Peña Nieto, en nada aporta hacia una verdadera calidad educativa. Solo busca los cotos de poder para seguir controlando al magisterio como en el último medio siglo lo ha hecho.
Algún día la educación dejara de ser solo un negocio en México. Hoy la educación a la deriva como el país.