El Barcelona dio un zarpazo a la Liga frente al Atlético en el Camp Nou (2-1), en un partido que tuvo de todo y que finalmente deja al Barça con tres puntos de ventaja sobre su rival y con un partido todavía pendiente. De inicio se vio un gran Atlético, apretando arriba e incluso sereno con el balón. La valentía le dio al equipo rojiblanco el premio del gol de Koke, pero aguantar ante este Barcelona es misión casi imposible. El cuadro de Luis Enrique termina desnudando a su rival de una manera o de otra.
Una gran jugada colectiva la finalizó Messi para empatar y unos minutos después, Luis Suárez fue mucho más listo que Giménez para recibir un pase de Alves y batir a Oblak. Con el Atlético contra las cuerdas, pero todavía muy vivo, Filipe Luis cometió un error que lastró a su equipo. Se pasó de vueltas, puso los tacos sobre la rodilla de Messi y Undiano le expulsó. Todavía, aún así, se rehizo el Atlético y mostró hechuras de equipazo, pero otro error individual, esta vez de Godín, dejó al Atlético con 9. Aquella montaña era ya imposible de escalar incluso para un grupo que nunca perdió la fe.
El comienzo del Atlético fue de equipo grande. Mordió arriba y no se vio intimidado ni por la grandeza de su rival ni por la de su estadio. Se esperaba seguramente un Atlético que se refugiara en su campo, pero en lugar de eso, optó por presionar y dificultar la salida de balón azulgrana. Como en la alineación Simeone optó por un solo delantero, se reclamaba protagonismo a los hombres de segunda línea, y esos hombres aparecieron. Saúl remató muy pronto cerca de la escuadra de Bravo, pero el chileno respondió de forma magnífica. Fue el propio Saúl quien fabricó la jugada del 0-1. Cabalgó por la derecha y centró al área, donde Koke apareció solo y no tembló ante Bravo. Se adelantaba el Atlético y, por lo que sucedía en el césped, no extrañaba.
Pasaron todavía unos minutos hasta que el Barcelona pudo cogerle el aire al encuentro, porque el Atlético había ido al Camp Nou a ganar. Un disparo de Augusto pasó cerca del palo de Bravo, que veía el peligro mucho más de cerca que su colega Oblak. Con todo, resulta prácticamente imposible contener a este Barcelona completamente, y más si cabe en el Camp Nou. Poco a poco, el cuadro azulgrana fue empujando y el rojiblanco cediendo metros, aunque siempre manteniendo el orden. Le costó al Barcelona encontrar el hueco, pero lo logró por insistencia y porque tiene futbolistas fabulosos. En pleno asedio, el Barça fabricó una gran jugada. Robó Mascherano y conectó con Neymar. El brasileño vio que Jordi Alba le doblaba, se la puso y el lateral recortó. Giménez fue al suelo quizá muy rápido, Jordi Alba centró raso y Messi apareció para colocar la pelota junto al palo. Necesitó el Barça de toda su inspiración para romper el mejor cerrojo de la Liga.
En plena avalancha azulgrana, con el Atlético ya algo acogotado, Luis Suárez explotó la debilidad de Giménez para hacer el 2-1. Alves dio un pase entre los centrales y Luis Suárez lo hizo de cine ante su compatriota, sospechoso en los dos goles azulgranas. Le ganó el metro suficiente como para meterle el cuerpo, protegió el balón y remató raso, entre las piernas de Oblak. Los minutos previos al descanso fueron letales para el Atlético, que sufrió otra pésima noticia antes de que se cumpliera el minuto 45. Estaba tocado el Atlético, pero al fin y al cabo estaba vivo, cuando a Filipe Luis se le cruzaron los cables. Acudió con todo, con los tacos por delante, en un balón dividido ante Messi. La entrada fue muy fea, a la altura de la rodilla, y Undiano no lo dudó: tarjeta roja, con buen criterio.
La expulsión se interpretó como el fin del partido, pero el Atlético decidió que ese encuentro todavía tenía que jugarse. Tuvo mucho mérito lo que hizo el equipo de Simeone en el segundo acto, tanto o más que lo que hizo en la primera mitad, pues ahora estaba en inferioridad numérica y por debajo en el marcador. Era el contexto ideal para bajar los brazos y poner cualquier tipo de excusas. Eso no va con el Atlético, que dejó la sensación durante un buen rato de que quien estaba con un jugador menos era el Barcelona. Carrasco y Saúl corrían por tres, y Juanfran aguantaba el tipo más que bien ante Neymar y además daba trabajo a Jordi Alba. Griezmann tuvo una ocasión clarísima para el empate tras un centro de Carrasco. El pie de Bravo resultó milagroso, de esas paradas que un portero hace cuando tiene el santoral de cara.
Comprendió entonces el Camp Nou que aquello todavía había que finiquitarlo, que aquel trabajo no estaba terminado. Asustaba el Atlético, cuando su gran trabajo colectivo fue de nuevo penalizado por un error individual. Con una tarjeta amarilla, Godín hizo una dura entrada a Luis Suárez que significó la segunda. El Atlético se quedó con 9, ahora ya sí ante un imposible. Eso sí, aguantó el tipo de forma estupenda y demostró que se trata de un equipazo, juegue con 11, con 10 o con 9. El Barcelona, por su parte, se fue con los puntos, que no es poca cosa. No deslumbró como en otras ocasiones, pero sigue pegando fuerte. Su delantera es de las que da muchos puntos y muchos títulos. En ese camino va de nuevo.
Fuente: marca.com